La fórmula para vivir eternamente

La fórmula para vivir eternamente

Anniversaries in Europe, reflections

El texto “La fórmula para vivir eternamente” fue publicado originalmente en Facebook el 10/11/2021. Hoy, 28/06/2023, lo comparto nuevamente desde mi sitio web. Hice algunas actualizaciones para mejorar la legibilidad, agregué más fotos, y una versión en inglés para llegar a un público más amplio.

Con este texto, celebré 8 años viviendo en Europa. “La fórmula para vivir eternamente” es el primer capítulo aniversario que transcribo a mi sitio web, aunque tengo una serie de textos similares de aniversarios anteriores que me gustaría traer aquí también. Espero continuar esta serie en los próximos años, juntarlos con los anteriores y ponerlos todos juntos en la misma página.

Espero que leerlo sea tanto de vuestro agrado como fue para mi escribirlo.

Lufo

La fórmula para vivir eternamente

Hace exactamente 8 años un avión de Alitalia aterrizaba en Roma. Había despegado el día 9/11/2013 desde Ezeiza, y en alguno de los tantos asientos estaba yo, con muchos sueños y poco equipaje. Traía mis acuarelas y mi pincel con agua, regalo de amigos y amigas italianos. Tenía todas las intenciones de usarlas… y vaya si lo hice (y lo sigo haciendo).

Lo que también hice fue el control de migraciones en Fiumicino. Acto seguido me compré un café que degusté como si jamás en mi vida hubiera tomado café antes. Luego me tomé un vuelo de cabotaje hacia Nápoles, y en Capodichino me esperaban Salvatore y Simona. Estos dos adorables seres se habían hecho un momento para ir a buscarme a pesar de ser domingo.

Antes de encarar hacia Fisciano (donde habría de quedarme para estudiar), hicimos una parada técnica en el Decathlon. Allí, me compré las mismas zapatillas que se compró Salvatore. Compré confiando en su criterio, como tantas otras veces hice y sin dudas seguiré haciendo. Pagué 7 € por ellas, y probablemente hoy sigan saliendo lo mismo… Probablemente, todavía se encuentre el mismísimo modelo y color en la misma estantería. Eso sí que no cambió, pero en mi vida… ¿Qué no cambió en mi vida desde entonces?

Anniversaries in Europe, reflections

Conociendo a la muerte

Cada año que pasó ha sido más y más intenso. La carga emocional de estos años me enseñó a valorar cada instante de VIDA. Algo doloroso y muy intenso de estos últimos años fue tener que sentarme tan seguido a tomar café con la muerte.

Había saludado por última vez al nono Héctor allá por el 2002. Aún recuerdo que su quietud y mi mente no se ponían de acuerdo: yo lo veía respirar, pero no, no respiraba.

En 2008, una pequeña en la familia se nos iba con apenas unos meses, dejándonos una cantidad inmensa de cosas para repensar y resignificar.

En 2010 con la nona Ilda fue un poco diferente… Quizás… Quizás porque ella nos había hablado tanto y con tanta tranquilidad de la muerte que lo tomé más natural. No fue una herida, fue una suerte de cambio de estado previamente pactado.

En 2012 le toco a Nancy, y todavía la escucho y la veo viajando y divirtiéndose.

Desde entonces, y a pesar de que “ella viene siempre detrás”, la huesuda no me anduvo cerca. Sin embargo, esta señorita se desquitó con una serie más bien intensa:

Vito Cardone

En el 2019 vino a buscar a una persona que fue clave en mi vida, Vito Cardone. Se lo cargó sin recelo, sin prisas ni pausas, sólo después de que Vito se cansara de dar cátedra de dibujo, de política, de literatura…

Por suerte Vito no vivió la pandemia, no le tocó aprender a usar Zoom, Teams y todas esas cosas… Vito no dio conferencias con máscaras quirúrgicas, ni se tuvo que poner en el patético dilema (in)Shakespeariano del siglo XXI del “vax o no vax”…

Vito… Ese Vito me dio la oportunidad de contar mis historias por primera vez en una conferencia en 2012. Además, me pidió dos dibujos apenas llegué a Italia en 2013, uno de Villa Rufolo y otro del auditorio de Niemeyer y los publicó en su libro Viaggiatori d’architettura in Italia. Con ese mismo Vito compartí libros, historias, y momentos entre Nápoles, Roma y Salerno.

Vito. Golpe durísimo que no hablé con nadie abiertamente. Ni que tampoco nadie me preguntó, quizás porque muy pocos tenían idea de lo que Vito representó en mi vida. La única persona que lo sabe en profundidad tuvo tu propia cuota de dolor también. Quizás fue una suerte de “entendimiento mutuo”.

A Vito no lo vi. No lo quise ver. Me lo quise llevar vivo en la memoria. Y efectivamente allí está todavía, escribiendo mails hasta las 21 en el campus de Fisciano… O comiendo en alguna taberna de Nápoles… Allí está todavía, compartiendo congresos en España y en Italia, dando conferencias magistrales sobre la vida y obra de Gaspard Monge y el Grand Tour. Allí está, vivo.

Los dibujos que hice para Vito Cardone. Fueron publicados en su libro "Viaggiatori d'architettura in Italia"
Los dibujos que hice para Vito Cardone. Fueron publicados en su libro Viaggiatori d’architettura in Italia

Damaris Balland

Para inaugurar el 2021, la parca me mostró su lado más imprevisible con el episodio más intenso que viví hasta ahora. Espero que se haya degustado lo suficiente. Esta señora de huesos y tela me hizo una jugarreta especial. Me agarró desprevenido, con la guardia bajísima, o con la atención muy hacia otro lado. Dante lo explica perfectamente: es en los jardines es donde somos más vulnerables porque es donde más nos relajamos y bajamos la guardia. El 01/01/2021, a la parca se le dio por fumarse un pucho nada más y nada menos que con Damaris.

Damaris. Esa flaca suiza que amé intensamente y que me dio todo y más… Damaris, esa persona que aprendió a liberar los demonios de los otros como una hechicera. Ella que tanto ayudó a liberar a otros intentó hasta el último momento liberarse de sus propios traumas… pero no pudo. Damaris. Murió Damaris.

… O de alguna manera, terminó de morir, porque cuando la conocí era ya un rejunte de cristales rotos, acaso imposibles de reunir. Y no digo esto para liberarme de la culpa en este número donde cada uno carga su fardo. No, lo digo porque a veces el cuerpo va por inercia y puede tardar mucho más tiempo en apagarse que la mente y el alma.

La fórmula para vivir eternamente: una foto con Damaris en Suiza
La fórmula para vivir eternamente: una foto con Damaris en Suiza, agosto 2020

Farewell Damaris…

Luego de haberme enterado, de muchísimas corridas, apuros económicos, tests de covid y llamadas a mi psicóloga, el 08/01/2020 estaba en Bruselas, temblando hasta los huesos por el frío del invierno y de la parca.

Temblaba y lloraba desconsolado mirando ese cajón blanco lleno de flores entre unas pocas personas admitidas al rito. Después de 10 años volvía a estar en una iglesia. Mi cuerpo se sacudía violentamente, como si el alma se quisiera salir del cuerpo para no estar más ahí.

Con algunas reflexiones posteriores, comprendí que con Damaris había también muerto una parte de mi. Un Lucas que hasta ahí llegó, que hasta ahí había podido con ciertas cosas pero ya no podía más.

La formula para vivir eternamente: hasta siempre Damaris
La formula para vivir eternamente: “Farewell Damaris”, un dibujo que hice mientras estuve en la misa

Yohana Godoy Talacchia

También en el 2021, aunque un poco más recientemente, la huesuda se llevó a otra persona que quise profundamente: una compañera de viajes, de emprendimientos, de facultad… y un amor también, Yohana.

Por Yohana hasta me puse la hipótesis de volver a Argentina en 2015, cuando me gradué en Salerno. Pero cuando fui a Córdoba en 2016 a recibir el título, Yohana – quizás ya sabiendo su corto tiempo de vida – se encargó de levantar su muralla perimetral y decirme que me dejara de romper las pelotas.

Lo entendí, creo, y aunque no me gustó lo que viví en ese momento ni la forma en que lo hizo, todo me sirvió para comprender que la cosa no era por ahí… Y no, no era por ahí.

Con Yohana en bicicleta en Ámsterdam, 2015, y al final de la Caravana Gráfica con Frank Ching en La Plata, Argentina, 2012.

Marco Aurelio: muerte e impuestos

Mis reflexiones recordando mis aniversarios en Europa suelen ser “mucho más vivas”, contando y repasando el frenesí que viví en esos días y desde entonces.

Hoy, por la temática del mensaje quizás no parezca tan alegre, pero es importante que se entienda que esta reflexión también es de vida y de alegría. Así como la nona Ilda lo hizo, hay que hablar y ser conscientes de que la muerte nos va a acompañar toda la vida, no hay porque negarlo ni empecinarnos en que no nos va a tocar.

El efecto de estos episodios, por lo menos en mi caso, ha sido la resignificación, el repensar, el vivir mas focalizado en las cosas que verdaderamente nos hacen reales, como el sol que tengo en la cara en este momento mientras escribo… Marco Aurelio solía decir que dos cosas era seguras en la vida: la muerte y los impuestos, y como no tenía que pagar impuestos por ser la cabeza del mismísimo Imperio Romano, entonces se preocupaba por la muerte.

Es que verán, un cuerpo respirando no garantiza que la persona esté viva. Ni un cuerpo inerte garantiza que una persona esté muerta…

Algoritmos de vos

Cuando alguien fallece significa que deja de crear recuerdos en primera persona… pero lo que sucede mientras la persona está viva, es que nos va implantando poco a poco un algoritmo en la cabeza: ese algoritmo activa la misma voz, los mismos ojos y la misma presencia…

Así, la persona sigue viviendo, pero adentro nuestro ¿Quién no puede anticipar cierta reacción de un ser amado “viendo” su cara o “escuchando” su voz para expresar su emoción? Si hasta lo decimos “Uh, ya me imagino la cara que pondrá”…

Y ya se me disparan las referencias hacia Borges y Berkeley con el “Esse rerum est percipi” o “la perceptibilidad es el ser de las cosas”: las cosas sólo existen en cuanto son advertidas (J.L. Borges, “La Encrucijada de Berkeley”, Borges Esencial, Ed. La Real Academia Española, 2017, p. 252).

Ese algoritmo que la persona nos deja se manifiesta por sueños, por canciones, por gustos de helado, por los colores de la ropa y por las montañas que se cruzan cuando uno se va de viaje.

Viajar y amar

Pero ojo, hay que estar atentos: uno tiene que recordar a quienes formaron y formarán parte de su vida, claro está, pero no vivir de y para ese recuerdo, y perder la propia vida antes de que el cuerpo muera. Hay que seguir viviendo la propia vida, por dentro y por fuera.

Ese intento de aferrarnos al pasado es tan fútil y vano como cualquier tipo de retención en esta vida. No tiene sentido alguno querer volver a ser el que uno era cuando estaba con esa persona. Quizás sea más sano que el “yo que fue con el otro”, se vaya con el otro, para poder permitir que la VIDA (que no tiene personaje como la parca) siga creando “otros yo” dentro nuestro, con los que están y con los que vendrán. Así… viviendo mil vidas en una… ¿no somos acaso eternos?

VIAJEN, que un día todos estaremos muertos, pero hasta ese día estaremos VIVOS. VIAJEN, descubran horizontes, colores, sabores, músicas, culturas, expresiones… Vayan a sitios que no tenían en la lista de prioridades, descubran personas que tengan una visión diferente de la vida, aprendan idiomas, arriesguen, prueben a hacer lo que más aman y si no sale, prueben de nuevo hasta que salga…

Damaris walking towards the light
Damaris caminando hacia la luz

Te amo

Llénense de experiencias en primera persona y dejen un cachito las historias de Instagram de otras personas para más tarde…

Díganle a los que tienen al lado cuanto los aman. Digan “TE AMO”. De nuevo: “TE AMO” ¿Vieron que no es tan difícil? Abracen, besen, tengan noches de pasión y desenfreno (pero con preservativos), tomen una buena copa de vino con ese recuerdo, pero por favor, en nombre de todos los que estamos vivos: SIGAN VIVIENDO.

Hoy, 10/11/2021, a 8 años de mi llegada a Europa, celebro con ustedes desde Berlín, en un soleado día de otoño… Quienes me conocen saben todo lo que esto significa.


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