Ciencia de sentimientos: el perfil alar de tu ojo
Ciencia de sentimientos
ternura con razón
un leve palpitar
viento sin arena.
Somos piel
somos un cuerpo único
palpitamos el mismo corazón
estremecimiento carmesí.
Lo que hacemos somos
hago un hogar
en cada rincón de tu cuerpo
en cada extensión de tu pelo.
Te vibro
volamos
la curva de tus labios
la silueta de tus sombras.
Desesperación
alaridos sin ahogo
agitación completa
desvanecimiento de menta.
Ternura con razón
ciencia de sentimientos
quiero ser en vos
todo lo que me trajo el viento.
Poema dedicado a N
La ciencia de sentimientos en una imagen
Además de palabras, he decidido usar “Explotar en Colores” para ilustrar esta “Ciencia de sentimientos”. A fin de cuentas, una imagen dice más que mil palabras, no?
El dibujo fue realizado en un pequeño cuaderno de notas y tiene apenas 172 x 136 mm. Ahora bien, recuerdo que estaba en la ciudad de Salerno el día que lo hice. En particular, esperando el eterno bus 1 en la famosa “Piazza Malta” o “XXIV Maggio”. El bus 1 pasaba uno por cada hora, si, uno cada hora. Llovía torrencialmente y por tal inocuo motivo uno de los buses no había pasado, lo cual me había extendido bastante la espera.
De todas formas, no era extraño que una cosa así aconteciera. En realidad, era tan común que muchas veces volví caminando los 30 minutos en empinada pendiente hasta mi departamento. Sin embargo, tener la computadora en la mochila no hacía un buen combo con la fuerte lluvia y viento que arrecían a la ciudad.
En aquellos momentos hacía mi primer doctorado en Aversa. Aversa, una ciudad que siempre encontré horripilante, pero que me había abrió las puertas para investigar en lo que más me gusta: el dibujo. Sea como sea, ir y volver desde Salerno a Aversa era toda una aventura. Es más, ese día llevaba más de 2 horas “volviendo”, entre trenes y colectivos. Estaba cansado, con frío, sólo quería estar en el calor de mi hogar. Sin embargo, no podía por lo nefasto del funcionamiento del transporte público.
Rebelión
Como resultado, en un momento dado me llené de un fuerte sentimiento de rebelión. Sentí pánico mirando la gente que estaba en la parada. Cada uno estaba enfrascado en su propio teléfono celular y yo los miraba, pero nadie me devolvía la mirada porque simplemente nadie se daba cuenta. Mientras tanto, yo escuchaba Estelares, y las letras de sus canciones alimentaba mi deseo de querer irme de esa ciudad, de ese contexto, de ese momento, de terminar el doctorado y volver a mi amada Berlín.
Ya que no podía apurar al tiempo, saqué mi cuaderno y comencé a tratar de plasmar esa sensación. Era un momento de explosión, de querer zamarrear a la gente a mi alrededor. Quería que despierten y se miren a la cara, que se dieran cuenta de que estaban vivos, y de que eran los protagonistas directos de la rebelión de su propio cambio, de esa lucha contra lo esclavo del sistema de transporte público que toman todos los días de su vida… Quería zamarrear a la gente, si, pero sólo podía hacer mi parte, completar el doctorado e irme.
Delineé algunas pocas personas, quizás las más estáticas, y le agregué fragmentos de la banda sonora que me acompañaba, algo que me gusta mucho hacer. Eso si, para explotar artísticamente, para dejarse quemar íntegramente por un sentimiento en una ínfima fracción de tiempo, no es suficiente con una microfibra. Es necesario un medio más fluido, más libre, que tenga casi una voluntad propia y no sea tan contenido. Por lo tanto, busqué en mi mochila mi cajita de acuarelas y comencé a plasmar los colores que se me vinieran al momento.
Palabras a la salida
Finalmente, como resultado de concentrarme en el dibujo casi pierdo el colectivo. Por lo visto, yo tampoco estaba tan despierto después de todo.
Quizás, la conexión entre el dibujo y el poema no sea clara. Quizás, hasta parezca antagónica: por un lado un momento de amor y ternura, y por el otro un momento de furia y rebelión. La conexión está en que en esos momentos de mil demonios, lo que me hizo sonreír y sobrellevar las cosas de forma mas ligera, fue recordar el amor… y de eso N sabe muy bien de lo que hablo…
Seguramente también habrás tenido momentos de tanto contraste.
¿Recordás alguno? Dejame tu comentario
Tschüss!
Lufo